Bienvenidos

A todos los calenturientos que gustan de la atmósfera shemale, travesti, transexual, transgénero o como se le quiera identificar al tercer sexo, les damos la bienvenida a este blog donde se podrán compartir todo tipo de comentarios sobre este tipo de manifestaciones sexuales, con la única limitante de evitar malas palabras, groserías o signos de intolerancia, en un sentido o en el otro. Su amigo de género heteroflexible.

martes, 20 de diciembre de 2016

2017

Feliz 2017, besos a la travas y abrazos a los fans

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martes, 22 de noviembre de 2016

No pienso en otra cosa

Esta vez regresé a donde hace diez años (algo así) tuve la primera experiencia con chicas trans. Durante mucho tiempo dejé esa "afición" por la paz, pero este día me sentía un poco aburrido y no deseaba hablarle a mis amigas de siempre, así que pensé que buscar sexo con una trans callejera era una opción. Primero habría que ver que material se podía uno levantar, así que paré el auto frente al lugar que conocía y esperé a que se acercaran las chicas. Y tuve suerte, se acercaron dos que tenían buena pinta. Escogí a la más alta. Le dije súbete.

Lo primero que aprecié es que tenía buenas piernas y ya de cerca su cara era atractiva, buen maquillaje y pestañas postizas completaban una buena sonrisa y unos ojos grandes. Olía rico. Así que pensé que era la indicada, sólo faltaba ponernos de acuerdo. En un inicio pensé que sólo iba a ser el trámite oral, pero me dijo que tenía lugar y prácticamente me iba a ahorrar lo del hotel. Me gustan las ofertas, así que me animé.
- ¿Qué quieres -preguntó.
- Pasar un buen rato.
- No te preocupes lo hacemos sin prisas.
Pero, ¿Qué haremos? me pregunté. Le dije algo muy directo y concreto: un faje y no la jalaríamos para ver quién se venía primero.
- Órale -contestó.

Conduje varias cuadras hasta su lugar. Entramos por un zaguán a un patio y al fondo había una habitación apartada de la casa. Todo estaba oscuro, pero no sentí desconfianza. Entramos, corrió la cortina y encendió una pequeña luz junto a la cama. No había escapatoria, a lo que venimos. Me acerqué y comenzamos a los besos. Acaricié su espalda y como pude le fui quitando la ropa, primero el suéter, luego la blusa y quedó en corpiño.

No, no había grandes tetas. Bueno pero sí ricas, pero muy pequeñas. Luego me contó que estaba en tratamiento hormonal desde hace seis meses. Estaba tan suave su piel y se veía tan linda que me fui a los pezones, me dieron ganas de morderlos. Ella se quejó un poco pero me dejó hacerlo. Mordí aquellas estrellas rosadas y presioné con mi lengua. Creo que se comenzó a prender con eso. Seguimos el faje y mi verga despertó de su letargo. La tomé por las caderas y la junté más hacia mí. Estábamos de pie, ella buscó mi cuello y yo también, la calentura iba en ascenso. La tomé de las nalgas y la pegué más a mi cuerpo.

Besaba bien. Se quitó la falda y luego la tanga. Había un triángulo perfecto de vello púbico. Algo venía como tarjeta de presentación cuando metió la mano y desdobló aquel miembro. Entonces ella metió la mano en mi pantalón para que mi verga, que para entonces estaba más que apretada tomara un respiro al encontrar mayor libertad. Entonces vino lo bueno. Seguimos en el faje pero agarrándonos también la vergas. Nuestras lenguas se entrelazaron y nuestras vergas se restregaron. Ya no aguanté, mi mente y yo estábamos ardiendo. Pedí un respiro y me tendí en la cama. Ella me quitó los zapatos y el pantalón. Me dejé la camisa.

Entonces me dijo que me relajara. Metió su lengua en mi oído y se siguió con el cuello. De ahí a besar mi verga. Poco a poco se la fue tragando hasta que desapareció en su boca. Cerré los ojos y me dejé llevar. Muy despacio fue incrementando la succión de mi miembro, parecía que se deleitaba. Sin dejar de mamarme me comenzó a acariciar el pecho, las nalgas, las piernas, las caderas. Tragaba hasta el fondo y volvía a deslizar su boca hacia la punta, una y otra vez. Mi verga estaba en erección a plenitud.

- ¿Me quiere coger? - susurró.
- En otra ocasión - alcancé a responder.
De inicio no era la idea y no sé bien, pero creo que aquello fue un poco frustante para ella. Cambiamos de posición para que yo alcanzara a tomarla de la verga. Asi estuvimos otro rato mientras ella me aplicaba una gran mamada y yo la masturbaba. 

Esto era la guerra. Mi mano contra su boca. El desenlace era previsible. Entre jadeos me corrí en su boca. Ella no soltó mi verga durante la eyaculación. Cuando me pude reponer un poco, la jalé hacia mí para besarla mientras la seguía masturbando, algo de sabor a mi semen me supo al principio. Mientras mi verga se retraía la de ella se enardecía.

- Dime cosas papito.
Faltaba más, solté mi repertorio: Putita que rica estás, eres un culo de vieja, vente mamacita, la tienes muy rica,   ándale vente cabroncita, eres muy puta y muy cabrona, vente en mi verga mamá...

Y se vino mientras le apliqué un gran beso. Pensé que ahogaba pero mis labios no soltaron su boca por varios segundos. Entonces froté su semen en mi verga y en su vientre. Me volví a tirar de espaldas. Ella se repuso y se puso a recoger su semen de mi verga. Creo que comenzaba a prender de nuevo...

Hasta aquí mi relato. Bueno en realidad ya no hubo gran cosa después. Pasamos otro rato abrazados y platicamos un poco. A mi se me había hecho tarde para regresar a mi casa. Así que me levanté y me vestí. Ella se removió con pereza en la cama. Se quejó de que hacía frío afuera. Finalmente ella se levantó y me dijo que tenía que esperarla a que se arreglara. Prendí un cigarro y lo fumé mientras se retocó el maquillaje. La observé, se veía muy hembra, sus movimientos eran delicados. Entonces saque el celular y le pedí su número para apuntarlo.

No he tenido oportunidad de regresar a sus brazos, pero estoy buscando el momento oportuno para marcarle y ahora sí, de que me la cojo, me la cojo. No pienso en otra cosa.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Kendra Sinclaire TS Porn Star


No es necesario ser una belleza de calendario, lo que cuenta es la actitud y está trava derrocha actitud y sensualidad y ha ganado premios ya como estrella porno.  Aquí una galería.


























miércoles, 7 de septiembre de 2016

Travestismo: Un Camino.

Leí un artículo acerca de la obsesión del travesti por la masturbación y de como ello influye en su vida. Incluyo aquí una traducción más o menos fiel al artículo original, va:


La mayoría de l@s travestis son masturbadores compulsivos.

Esta conducta comienza a una edad muy temprana o casi tan pronto como empiezan a caer en su "inocente curiosidad" por la ropa de la mujer. Cuando experimentan por primera vez, la fricción suave, ya sea por frotar su medias o enfundados en pantimedias con las piernas juntas; ya sea cuando sienten la sensación deliciosamente suave de unas pantaletas de satín contra sus genitales; ya sea cuando sienten un apretado abrazo de un brasier, corsé o faja; cuando se entregan a la experiencia de sentirse chica, hay una tensión entre la imagen masculina a la que han sido condicionados y a verse a sí mismos en la feminidad encantadora en la que están cayendo. Incluso antes de que se conviertan en travestis, de ninguna manera conscientes de la sexualidad, sucede que la tensión producirá un impulso de masturbarse, lo que alivia la tensión.

Por lo general, una vez que se alivia la tensión, el  travesti se despoja de la ropa de mujer y de todos los atavíos femeninos lo más rápido posible. De repente se siente masculino de nuevo y se tranquiliza a sí mismo de que este flirteo aberrante con la feminidad ha sido purgado:  es "curiosidad satisfecha"  y nunca lo hará de nuevo. Por supuesto, la mayoría de los travestis saben que no es así como funciona.

Cada vez que ve a una chico-chica, se ve bien presentada, con medias o medias, tacones altos, una falda agradable y el contorno de un brasier que firmemente abraza sus pechos, recordará el surrealista esplendor sensual de su inmersión en la feminidad y se imaginará revivir esa experiencia.

Más pronto o más tarde, por lo general, tan pronto como la ocasión lo permita, se encontrará en la ropa de mujer de nuevo; una inclusión progresiva de otras prendas de vestir, tal vez el maquillaje y esmalte de uñas. 

Cada vez que la experiencia se reinicia el ciclo de la indulgencia y la negación.

Como "experimento" con diferentes prendas de vestir, empieza a comprar sus propias ropas, pelucas y uniforme, y se hace más planificada, y deliberada la  realización de su actividad travesti.

Se inicia entonces la fabricación de oportunidades, en lugar de esperar a que se presenten. Comienza a pensar en las niñas a las que quiere parecerse y el estilo que quiere emular. Estudia cómo se visten y aplican su maquillaje. Estudia sus gestos y ademanes y hace todo lo posible para ocultar "sus cosas" de chica. Llega a extremos para ocultar sus actividades y evitar cualquier sospecha. Algunos  travestis incluso adoptan una exageración de personajes y comportamientos machistas, tanto para a engañarse a sí mismos, como para garantizar así que nadie sospechará el más mínimo indicio de su afeminamiento. Así se convierte en un maestro del engaño de los demás, así como del propio.

Entonces llega a ser más consciente de la sexualidad y se da cuenta de que tiene o desde hace algún tiempo tenía un interés sexual en las niñas, sin embargo no le interesan después de haber experimentado con ellas, o simplemente no ha tenido la forma de consumar ese interés.

A menudo, el  travesti es bastante tímido con las chicas, quizás debido a la vergüenza y a que en la profundidad de su psique, se dice que no es un niño de verdad y que su masculinidad es, al menos, cuestionable. En el momento en que tiene su primer encuentro íntimo con una chica, corre a masturbándose (en su ropa de mujer), durante mucho tiempo, durante muchas ocasiones. Muy a menudo, estos encuentros con chicas ocurren, por diversas razones, sin éxito o son insatisfactorias.

Debido a que la relación sexual requiere un alto nivel de coordinación entre dos personas, es más difícil crear una experiencia satisfactoria respecto a una con la masturbación o autosatisfacción; puede perder interés en la chica cuando se quita la ropa; puede darse cuenta de que no puede, por ahora, lograr una erección sin estar travestido. Una de estas razones o cualquier combinación de éstas con frecuencia entran en juego..

El  travesti con frecuencia se encontrará que tiene una oportunidad con una chica de verdad y se encuentra atractivo, pero decide ir a casa y hacer salir a la chica en su interior. Finalmente, el travesti trata de aceptar que es más compatible como pareja sexual consigo mismo.

Puede ser la chica que quiere ser. Puede vestirse de la forma que desea. Puede hacer lo que quiera con ella, cuando quiera, sin tener que tomar en cuenta a nadie más. No tiene por qué compartir su pena con otra persona, y los riesgos que ello conlleva. El  travesti es el narcisista consumado. 


Cuando se encuentra allí ante un espejo, masturbándose, crece la lujuria y sensualidad de su travestismo, revolcándose en su propia mariconería o feminidad según su avance. Es a la vez tener y ser la chica que desea. Por lo general, se imagina a sí mism@ como una niña que ha visto o conoce. Se trata de tener una experiencia mucho más íntima con ella de lo que nunca podría tener a través de las relaciones sexuales.  Ahora no es solo acariciando sus piernas con medias, es sentir lo que experimenta si sus piernas son acariciadas. Pero con el tiempo llega a su clímax. 

Entonces, de repente, en lugar de la sexy mujer atractiva que se imaginaba a sí mism@, ve a un niño o un hombre, vestido con ropas de mujer, que se ha pintado la cara.

Sin la excitación reprimida en su interior, de repente se ve en su pensamiento lo que el resto de las personas vería: un  travesti,  un marica, un hombre pretendiendo ser mujer.

La situación de parecer atractiva, ahora parece patética. Abrumado por la vergüenza, la culpa y un nauseabundo odio a sí mismo, se despoja de la ropa, de hasta la última gota de maquillaje y esmalte de uñas tan rápido como puede y se remonta a engañarse a sí mismo de que es, de alguna manera, un verdadero macho. Pero, en el fondo, sabe que lo hará otra vez. 

Se sabe que en el interior, "ella" está ganando la batalla, que probablemente ya ha ganado y sabe como el personaje masculino pasa con cada movimiento de "ella" hacia su extinción.

Much@s  travestis se sienten frustrad@s con este ciclo y se someten a la castidad mediante un bloqueo constante. Eventualmente llegan reconocer y admitir. poco a poco, que el marica, no el impostor masculino, es su verdadera identidad. También se van desgastando poco a poco por la farsa eterna, día tras día, y el temor constante de la exposición. 

Como parte de este proceso comienzan a reconciliarse con la idea de la chica que sale como travesti en el entorno profesional o el trabajo.

Para much@s travestis, la vergüenza y el escarnio que l@ acompañarán siendo vist@, conocid@ y reconocid@ como una persona diferente es una carga que finalmente se reconoce como menos onerosa que el engaño constante; el miedo omnipresente y opresivo de la exposición y las largas situaciones que tiene enfrentar para  evitar el descubrimiento y la exposición. Una vez que lo que temías tanto, ha sucedido, ya no es necesario temer más.

Por supuesto, la burla y la vergüenza no desaparecen. Entre familiares, amigos y conocidos, algunos pueden llegar a aceptarlo, pero algunos no lo hacen. En público, la gente todavía mira y se sonríe discretamente y ésto ocurre por la calle o en cualquier sitio.

Sin embargo, todo es más que compensado por las prisas de la sensación de las piernas enfundadas en una medias y el taconeo y cuando se feminiza con  el roce de la falda contra las rodillas o los muslos; el dulce olor de su perfume femenino. Ahora todo en público.

Una vez que haya dejado de preocuparse por las consecuencias, la vergüenza se convierte en algo que se va desvaneciendo. Hay una gran sensación de liberación en sentir la vergüenza en menor grado y ya no por temor a la exposición que antes no existía. Sin embargo, para lograr esto, es necesario romper el ciclo de la indulgencia y la negación, alimentada por su masturbación obsesiva y constante. Se debe alcanzar un equilibrio travesti que sólo se puede lograr mediante la negación del orgasmo.

Es por esto que la castidad constante, ya sea impuesta por el otro dominante, o auto-impuesta, es esencial para el  travesti y en última instancia llega a un acuerdo con esa situación.

Encerrad@ en la castidad constante, no es capaz de liberar sus impulsos. Se mantiene en un estado constante de agitación travesti, lo que significa que su personaje de travesti va predominando con el fin de garantizar que no pretenda hacerse pasar por un hombre y dócilmente asume la toda la vergüenza y la humillación que vendrá en su camino.

Es intensamente frustrante, en un primer momento para el  travesti, sin embargo se refugia en la incapacidad de hacer algo acerca de la jaula de acero que aprisiona los restos de su virilidad. La derrota sirve para reforzar su debilidad e impotencia, alimentando aún más su excitación.

Una vez que el  travesti se resigna a que ésto es su estado natural, también acepta que dicho estado de excitación constante es un estado mucho más satisfactorio y pleno de su ser, en lo alto de la euforia de corta duración del orgasmo de la masturbación, seguida inmediatamente por un profundo sentimiento de vacío y odio a sí mismo.

Debido a que el  travesti es, por naturaleza, una contradicción, el travestismo es un medio siempre en proceso para que la felicidad se haga realidad.

lunes, 6 de junio de 2016

Mi primera vez

Ese día me había masturbado por la mañana, andaba como quién dice calenturiento. Llegué en la noche y no pude dormir. Me desperté como a la una de la mañana. Dí vueltas y nada. No tenía sueño. Seguí así como media hora. Me levanté, me vestí y salí. Manejé un rato por la ciudad, buscaba acción, pero parecía que nadie estaba en las calles. Hasta que ví a lo lejos en una esquina a tres siluetas femeninas. Hacía frío. Me acerqué y detuve el auto lentamente. Una de ellas se acercó.
- ¿Quieres algo de sexo gay? - me dijo.
¿Sexo gay? Pensé. ¿Qué es eso de sexo gay?
- Yo no soy gay. - le dije.
- Yo si lo soy y te puedo hacer el oral o una relación completa.
- ¿Entonces lo de sexo gay, no tiene que ver conmigo?
- No mi rey, tú eres hombre, pero a lo mejor te gusta estar con una persona gay como yo.
- ¿Eres maricón?
- No, pero me visto así para mis clientes. Digamos que soy travesti. ¿Entiendes?
- Más o menos. ¿Cuánto cobras?
- Si te la chupo son doscientos, si me coges son quinientos.
Ella (o él) me pareció atractiva, aunque la voz de mujer se notaba un poco fingida. Tenía un vestido con bastantes brillos que dejaba ver unas piernas muy buenas, un escote que parecía esconder unos buenos senos. Tacones altos, y pero ...


- ¿Y dónde sería?
- Pues en tu coche. O si nos vamos a tardar mejor en un hotel, son doscientos cincuenta más.
Su maquillaje era perfecto y su melena (o peluca) era rubia, obvio que no era rubia natural. Su cuerpo era muy esbelto. Me llamó la atención que sus brazos eran delgados, Digamos, muy femeninos.
- Súbete - le dije. - Que sea oral nada más.
No les contaré más. Los que saben de han pasado por esta situación saben perfectamente que a los travestis, travas o transexuales, nadie, pero nadie les gana en eso de mamar vergas. Nunca había visto tal gusto por el miembro. En tres minutos máximo, comencé a jadear y me vine a chorros. Antes de eso me preguntó si quería venirme en su boca.
- ¡Claro que sí!
Me dijo que iban a ser cien pesos más por venirme en su boca. No me disgustó ese detalle.
No le toqué prácticamente nada de su cuerpo, sólo acaricié su cabellera mientras me mamaba. Froté su cadera por encima de su vestido y no me atreví a meter mano en su pecho, supuse que era sólo relleno.
Sin más detalles les cuento que eso fue hace ya casi ocho años y desde entonces ha parecido un camino sin retorno. Sigo teniendo sexo con mujeres y me gustan mucho. Pero cuando realmente estoy, como quien dice, caliente como perro en brama, busco travestis o transexuales de pechos grandes o travas o como quiera que se digan. Casi siempre se la rifan y no me quedan mal. Y que caray: en tiempo de guerra, cualquier agujero es trinchera.

martes, 3 de mayo de 2016

Eso, seguro.

Ella gritaba cada vez que yo arremetía contra su ano. Yo estaba parado junto a la mesa y sostenía sus piernas por los tobillos en todo lo alto que podía mientras la penetraba. No quería lastimarla pero su cara demostraba que entre más fuerte oradaba ese orificio, más y más excitación le producía. Ella portaba un ligero precioso de encaje que sujetaban unas medias blancas tan suaves que parecía que no las tenía puestas. Sus zapatillas eran de tacón demasiado alto para ella ya que de pie podía medir con ellas más de 1.90, era una combinación tremenda ya que también tenían plataforma. Ella olía muy rico. Tenía las manos atrás de la cabeza sujetándose del otro lado de la mesa. Entre sus piernas se bamboleaba su verga al mismo ritmo que mis embestidas. Era gruesa, pero no estaba erecta, pero si con un tamaño que da la excitación continua de su culo y cuando sentía yo que me rebotaba en el vientre el más excitado era yo.
Podíamos estar así varios minutos, sus gritos me excitaban aún más. Su gesto que era una mezcla de acusación y placer me hacían sentir la plenitud que siento cada vez que logro hacerles un buen trabajo. Sólo que esta vez no era mi amante de siempre a la que estaba penetrando, sino a una chica transexual que había conocido hace poco. Era la segunda vez que lo hacíamos y ya sentía con ella una confianza plena. Se dio cuenta de que me había cansado de sujetar sus piernas y me pidió un cambio de posición.
Se bajó rápido de la mesa y se recargó en ella para ofrecerme sus muy bien redondas nalgas. Las tomé en un principio para sentir como temblaban. Luego la tomé de las caderas para meterle la verga. Me quedaba un poco alto el objetivo, así que ella abrió las piernas para compensar la diferencia. Alcancé a estirar mi mano para tomar la verga y comenzar a masturbarla. Le dije entonces al oído.
- Que rica puta me estoy cogiendo.
Ella sólo balbuceó: - ¿Estoy muy rica?
- Riquísima le contesté.
Sentí como la verga de ella comenzó a crecer, como si fuera una extensión de la mía. La solté un poco y ella terminó por venirse, entre gemidos y gritos. Lo supe porque su vientre se contrajo y el culo apretó más mi verga, mientras bajó el ritmo moviendo el culo como en círculos. Olía a su semen. No pude más y eyaculé tan fuerte que grité también.



¿Cómo la conocí?
Bueno, me descubrieron: por internet.

Había una página de contactos, busqué un pseudónimo y le mandé un mensaje. Su anuncio era bueno: chica transexual busca sexo directo con hombre que sepa lo que quiere. La foto le favorecía, a pesar de ser una selfie. Poco maquillaje y una sonrisa coqueta. Cuando la encontré en el chat le pedí su cuenta de correo, me dijo que sí pero a cambio de una foto. Bueno de entrada no había subido ninguna, ya que no sabía si era útil hacerlo. Así que le dije que le prometía la foto, pero que me diera la cuenta primero. Pensé que no daría resultado, pero le mandé la foto y mi número de celular vía email.
Era un viernes a medio día, cuando recibí un mensaje no esperado: ¿Cómo andas hoy? Espero que no muy ocupado. Soy Tania.
Mi mente trabajó a gran velocidad. Me había ligado a una chica-chico o a un chico-chica. No tenía experiencia previa. Pero la foto que había visto me había atraído. Me preguntaba si tenía bubis o no. Si su voz era femenina o no. En fin, varias dudas surgieron mientras tenía su mensaje a la vista. Cuando recuperé el control, le contesté: Mándame ahora mismo una foto.
Y me la mandó. Se veía que estaba botada de la risa. Eso me dio confianza. Lo demás es historia. Pasé por ella, besé su mejilla y percibí ese rico aroma. En poco tiempo platicamos y nos comenzamos a besar en el coche. Esa vez no sabía que hacer, me encontraba tan excitado, que deje pasar mucho tiempo antes de que viniera a mi mente algo muy obvio: necesitábamos una cama. Así que la llevé al primer hotel que encontré.
Entrando al cuarto seguimos besándonos, hasta que mi mano levantó su falda y encontré su verga. La sensación era tan rara como placentera. Ella se retiró y me ayudó a abrirme el pantalón y me tomó la verga también.
Supongo que esa primera batalla la ganó ella. Ya que logró mi erección y que mi temperatura fuera en aumento. De ahí en adelante fui presa fácil. Me tiró a la cama y prendió su boca de mi verga hasta que eyaculé. Quiso el semen en su cara y después con la mano se lo llevó a la boca. Luego se levantó y se subió en mí besándome suavemente. Sentí el sabor de mi semen. No me importo demasiado, estaba tan caliente aquello. Así estuvimos un rato y charlamos un poco hasta que mi verga retomó el vigor perdido. Se quitó toda la ropa y se sentó sobre mí mientras yo acomodé la almohada en mi cabeza. Sí, si tenía bubis. Pequeñas y bien formadas. Cuando mi verga estuvo lista ella se la metió despacio y se quedó quieta mientras sonreía coquetamente. Mi lengua buscó sus pezones y de los besos pasé a la mamadas y luego a la mordidas. Entonces ella comenzó a moverse y de cuando en cuando se agachaba para besarme y de cuando en cuando yo me levantaba para atacar sus senos otra vez. Esa ocasión duré bastante y ella no eyaculó, pero si me dio a conocer una verdadera maravilla: esos gemidos y esos gritos por los que la busqué de nuevo y por los que la voy a buscar otra vez. Eso, seguro.

viernes, 19 de febrero de 2016

Placer Culposo

Ni por equivocación podemos comentar con conocidos que hemos sido infieles con una chica transexual. Es lo que se llama un placer que puede, tal vez, sólo tal vez, crear culpa en nosotros. Y me pregunto: ¿Cuánto tiempo pasará para que podamos hablar de esto en público?

He presumido mis conquistas con amigos, pero de una relación con una chica con pene, ni hablar. Queda en el silencio el asunto. Aunque cuando estás con una mujer, a veces te estás imaginando coger con una trans y la verdad es que la excitación crece y la mujer lo agradece sin saber cual es la "fuente de inspiración" en ese momento.

En este espacio hemos expuesto nuestros gustos y experiencias por largo tiempo, pero aunque a veces pudiera haber eco, no es lo mismo que la confidencia que se podría hacer a un amigo o a una amiga. A veces ni siquiera nos damos la libertad de decirle a una travesti o transexual que nos la queremos coger y esperamos a que "ellas" tomen la iniciativa. Así de reprimido está el asunto.

Mientras tanto, aprovechamos que las trans cogen bien rico (no todas) y seguimos con el sexo habitual con mujeres que por supuesto tienen lo suyo y son una maravilla (no todas). La cosa es que hay opciones que tal vez hace años no existían. En fin.

Al respecto encuentro algo en la red:

"El abanico de posibilidades se abre, de tal manera que una mujer trans puede tener deseos de estar con un hombre o una mujer; o un hombre heterosexual podría verse deseando a una mujer (biológica y psicológicamente constituida) o a una mujer trans (travesti o transexual)", aclaró el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

Hay quienes piensan que detrás de un hombre que se relaciona con una travesti, hay un gay reprimido. Para lo que el doctor aclara: "No es así. Es un varón, es heterosexual. A estos hombres heterosexuales les atrae el cuerpo femenino, se sienten fascinados por sus curvas, la sensualidad, y hasta la libertad para el juego erótico".

Y agregó: "Los varones que buscan tener relaciones con travestis no lo hacen sólo por mero juego o por salir con amigos a una aventura exótica. Les gusta y lo disfrutan, sólo que unos pocos se animan a decirlo".

Aunque las relaciones sexuales y amorosas que de desarrollan entre un heterosexual y una travesti se plantean de una forma simple, también existen hombres, en pareja o casados, que esconden sus gustos por mujeres transgéneros.

"Los hombres que desean a una chica trans, y están en pareja, se ven en una disyuntiva angustiante, mucho más que si la otra opción fuera una mujer. Los que no pueden confesar su atracción prefieren ocultarlo. No obstante, la conducta que adoptan puede llamar la atención: llamados encubiertos, frecuentes salidas nocturnas, uso desmedido del chat o ingreso a páginas de prostitutas trans. En la cama pueden mostrar una disminución del deseo o una exaltación del mismo cuando se exteriorizan fantasías que incluyan a travestis", explicó el sexólogo.

"Un hombre heterosexual que desea a una mujer trans vive preso de la normatividad social, que no le permiten una expresión autentica de lo que siente", anexó el profesional. "Tiene que cumplir con las reglas impuestas para un hombre biológico, que se siente hombre psicológicamente, pero que desea igual o más a una mujer transgénero que a una mujer biológicamente y psicológicamente configurada."

Así como los hombres y mujeres homosexuales asumen sus gustos, los aceptan y lo viven con libertada, los trans también encontraron su forma. Sin embargo, el motor base del comportamiento sexual humano siguen siendo los instintos, aunque su forma y expresión dependen de la cultura y de elecciones personales; esto da lugar a una gama muy compleja de comportamientos sexuales. Entonces, el hombre que elige una y otra vez a una chica trans, ¿estará desarrollando una nueva forma de vivir la sexualidad? ¿Por qué no puede ser una opción más?"

Tomado de: http://www.mdzol.com/nota/511730-por-que-los-hombres-eligen-cada-vez-mas-relacionarse-con-travestis/










jueves, 28 de enero de 2016

¿El tamaño es importante?

¿Le suena esta frase? Depende del tema que se trate. En cuestión de senos, existe una fascinación especial. Si son grandes mejor. Sin embargo tratándose de chicas TV/TS/TG el asunto debe tomarse con seriedad. 

Una cosa es la administración de hormonas y otra el uso de implantes.

Encontré una página web, con algo interesante:
Los implantes de silicona que se venden en los Estados Unidos están hechos con silicona de grado medicinal. Estos implantes son sometidos a pruebas muy minuciosas para establecer una garantía razonable de seguridad y eficacia. Sin embargo, existen riesgos asociados con todos los implantes de seno, que incluyen:
Cirugías adicionales
Contractura capsular—tejido cicatricial que comprime al implante
Dolor en los senos
Rotura (desgarros o perforaciones en la cubierta) con deflación de implantes con relleno de solución salina
Rotura silenciosa (sin síntomas) de los implantes con relleno de gel de silicona

Los expertos de la FDA sugieren cinco cosas que las mujeres deben saber sobre los implantes de seno .... IR A LA INFORMACIÓN
Es por eso que rendimos homenaje (otra vez) a las chicas transexuales con pocas bubis. Veamos: