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A todos los calenturientos que gustan de la atmósfera shemale, travesti, transexual, transgénero o como se le quiera identificar al tercer sexo, les damos la bienvenida a este blog donde se podrán compartir todo tipo de comentarios sobre este tipo de manifestaciones sexuales, con la única limitante de evitar malas palabras, groserías o signos de intolerancia, en un sentido o en el otro. Su amigo de género heteroflexible.

lunes, 9 de febrero de 2015

Sería diferente

Estaba desde las 10 de la noche esperándola, ella finalmente llegó 10:50. Se había concentrado en seguir las manecillas del reloj y en pensar en aquella noche de sexo que le esperaba. No había mayor trámite, ella llegaría dos o tres veces por semana, sonando sus tacones por el pasillo y contoneándose como una ramera, con el acuerdo previo de tener sexo y de irse en cuanto diera la media noche. Tenía que cubrir un show a la una de mañana en el centro nocturno y luego a la tres también cubría su turno en el escenario. Le esperaba varios clientes que seguramente desearían sus servicios, algo de baile en privado y sexo oral. A ella le encantaba ser solicitada y sobre todo ganar buen dinero por el show y por los servicios. Ya se había acostumbrado a servir a sus clientes y a prostituirse dada la ocasión. Pero primero lo visitaba a él en su departamento, recién bañada y maquillada. Él estaba un poco aburrido de esperar pero a la vez excitado, en su memoria persistía el cuerpo de ella, su olor, el sabor de su boca con lipstick, el sexo oral que ella le daba y que servía de preámbulo para que la penetrara. Entonces apareció en el quicio de la puerta y la invitó a pasar. Él cerró los ojos por un momento para aspirar el aire al paso de ella. Pero ese día sería diferente, la tomó por la cintura y la besó con largo y húmedo beso. Y otro beso y otro beso. Luego se fue al cuello, los ojos de ella permanecían semiabiertos en pleno disfrute de sus caricias. La respiración de él comenzó a hacerse agitada y abrió el vestido para meter sus manos a esos pechos que comenzaron a temblar de emoción. Su lengua hacía círculos en su pezones y recibían pequeñas mordidas. Las caricias de sus manos progresaron hacia el vientre, por fin le pudo quitar el vestido y la tanga y pudo sentir un buen miembro que rápidamente tomaba dureza. Él apretó ese miembro al que siempre trataba con indiferencia. Pero ahora era diferente, su lengua viajó de los pezones a la cintura y luego a esa verga que no esperaba sentir esa boca y ese aliento caliente y agitado. No tenía experiencia dando sexo oral o cuando menos no a una chica con miembro. Recorrió con su boca esa verga que parecía crecer en tamaño y grosor. Los ojos de ella ahora estaban en blanco y gemía: ¡Así papá, así papá!
Alcanzó a meterle un dedo por el culo para lograr mayor excitación y luego otro, primero el medio y luego el índice. La verga de ella entraba y salía de esa boca que parecía haber contenido por largo tiempo esa hambre de mamarla. Trataba de que entrara lo más posible emulando el excelente servicio que ella le había dado a él en múltiples ocasiones. Se ayudaba con una mano para tragar esa deliciosa verga mientras con la otra mano la penetraba por el culo. Ella siempre recordaba el sexo con él cuando sus clientes querían verla caliente. Recordaba a su macho dominante y que la hacía sentir no puta sino putísima, dispuesta a complacerlo en todo. Aceleraron sus movimientos y ella no pudo más y eyaculó. El semen comenzó a salir por la comisura de los labios de él y a escurrirle por la barbilla. Tragó algo de semen y ahora el recorrido de su boca fue a la inversa de abajo hasta los pechos y de ahí hasta su boca. La tomó de los brazos y le dio media vuelta para penetrarla, su verga estaba más que lista. Le alcanzó a decir: Que buena verga tienes a lo que ella contestó casi como un susurro: No tan buena como la tuya. Ella se apoyó en el sillón y trató de abrir más las piernas ofreciéndole el ano ya dilatado, en un solo movimiento él pudo enterrarle la verga hasta el fondo. Ella exhaló un suspiro de placer y dolor. Le esperaba un buen rato de vergazos, cambió de posición y finalmente ella descansaría su cuerpo en el cuerpo de él sentado y cabalgaría en un gran paseo de éxtasis. Después de un descanso de dos minutos, correría al baño a darse una retocada del maquillaje para irse a trabajar, observando su mirada en el espejo satisfecha siempre. Esa experiencia ya la conocía, pero esa mamada no la volvería a recibir de parte de él, sin embargo la recordaría por mucho, mucho tiempo.