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A todos los calenturientos que gustan de la atmósfera shemale, travesti, transexual, transgénero o como se le quiera identificar al tercer sexo, les damos la bienvenida a este blog donde se podrán compartir todo tipo de comentarios sobre este tipo de manifestaciones sexuales, con la única limitante de evitar malas palabras, groserías o signos de intolerancia, en un sentido o en el otro. Su amigo de género heteroflexible.

viernes, 25 de octubre de 2013

Una enfermera curó mi calentura

En esa noche ya había dado varias vueltas desde las ocho y ya eran las nueve. Pensé que ya era suficiente paseo y que debía ir a casa. pues no había visto ninguna nalguita que me llamara la atención. En eso dí vuelta hacia el eje 6 y en la esquina estaba ella. Sí, ya la conocía. Bueno, es un decir. La había visto en el programa de Facundo. Una travesti grandota y pechugona, con un sugerente disfraz de enfermera. 
Paré el coche frente a ella y se acercó. En pocas palabras me dijo 300 el oral y 500 el completo. Bueno, creo que no hacía falta más información, su voz era casi femenina pero detectable: una bella travesti o transexual.
Y como mi calentura y mi curiosidad eran muchas le dije que se subiera y le pregunté si podía tocar sus senos. Me dijo que sí y que aprovechara que era su primer cliente y que estaba recién bañadita.
Sus pechos eran realmente cachondos y sin sentirlo ya estábamos en el cuarto. Le besé ese cuello tan terso y me seguí con las tetas. Esas gran-dí-si-mas tetas. Me puso un condón y me comenzó a aplicar una mamada que elevó mi temperatura. ¿Más?
Entonces vino la sorpresa. No, no me refiero a su verga que también era grande y que masturbé al mismo tiempo que besaba su cuello y que creció tanto que hasta envidia me dio: era más grande que la mía. Mi intención era calentarla lo más posible. Bueno, supongo que a veces se calientan y a veces fingen que se calientan. Pero esa erección era, digamos muy convincente.
No, la sorpresa vino cuando me preguntó que si quería mamársela y me dijo que se iba a poner un condón. La verdad lo dudé no mucho y dije bueno ya estoy aquí, así que vamos a ver que pasa.  Y lo que pasó fue que chupé esa verga y comenzamos un clásico 69, e intenté mamársela con muchas ganas para que se excitara, pero algo paso que mientras se la chupaba, no sé si sería el sabor a latex, pero en mi mente surgió una conclusión: mamar vergas no era lo mío. Así que le pedí una disculpa y le dije que lo mejor era que ella siguiera con su labor.
Luego me preguntó que si quería ser penetrado por ella. Bueno, ¿De que se trata? Si seguíamos así le iba yo a terminar cobrando por mis servicios. Total que pensé que debería ser "open mind" y entrarle al juego. Se tendió en la cama y me senté sobre ella con las piernas abiertas sobre su piernas para prepararme para la penetración. Y lo intentamos. Si que lo intentamos pero sólo probé su glande como jugaba con mi ano. Cuando intentó entrar en mí, ya estaba tan caliente que sentí que me iba a venir de inmediato. Traté de contenerme pero la excitación anal es demasiado fuerte. Ya veo porque a las travestis y transexuales les encanta la verga, digamos que son deportes extremos y se requiere más valentía. Pues nada, con un poco más de juego me vine irremediablemente, pero la penetración no se consumó. Creo que la zona anal tiene demasiadas terminales nerviosas. En una ocasión una novia que estaba un poco pasada de copas me recetó un beso negro. ¡Ah que cosa! Pero eso es otra historia.
Luego nos besamos y le dije que yo pensaba que era tan sensible que nunca iba a ser penetrado. Me dijo no te preocupes, ¿Qué quieres hacer?, ¿Me quieres coger? Pues sí, claro que sí, sólo necesitaba reponerme y no me costó trabajo.Limpió mi verga de manera coqueta y me puso otro condón. Aprovechó para pedirme otros 300, me sentí generoso y le dí otros 500.
Aquel culo apretaba delicioso. Como ya me había venido una vez aguanté bastante y ahora si ella estaba tan caliente que me pidió que le dijera que era mi puta y comenzó a gemir. Cambiamos de posición varias veces para que le entrara lo mejor posible y al último la tenía boca arriba y yo arriba de ella en posición de misionero con su vergota en mi estómago frotando y frotando. Luego le levanté las piernas tomándola por los tobillos y la masturbé como a mi me gusta que me masturben. En eso si tengo experiencia. Se oían sus gemidos bastante fuertes, así que traté de callarla primero con una mano y luego con mi boca, hasta que se vino. Aquella verga chorreaba leche que daba gusto. Con esa imagen no aguanté más y me vine también dentro de ella. Saqué mi verga y le unté mi semen en su pecho y me froté contra ella mientras su semen y el mío se mezclaban entre nuestros cuerpos.
Finalmente nos besamos despacio y descansamos un  par de minutos. Se levantó como resorte al recordar que tenía que seguir trabajando, así que nos vestimos y mientras eso ocurría la abracé y le pregunté si ella pensaba que yo era gay. Me dijo, gay no, pero bisexual sí. Me quedé igual con la duda, pero ya no quise insistir. Se arregló y su vestido le quedaba pegado, se maquilló de nuevo y se veía fresca otra vez. Cuando se despidió me dijo: más bien eres activo, no pasivo.
¿Activo? ¿Pasivo? ¿Gay? ¿Bi? cuanta etiqueta. Sólo sé que me ganó la calentura y que me sentí en confianza para experimentar sin prejuicios. Digamos que aprendí de mi mismo.