- ¿Quieres algo de sexo gay? - me dijo.
¿Sexo gay? Pensé. ¿Qué es eso de sexo gay?
- Yo no soy gay. - le dije.
- Yo si lo soy y te puedo hacer el oral o una relación completa.
- ¿Entonces lo de sexo gay, no tiene que ver conmigo?
- No mi rey, tú eres hombre, pero a lo mejor te gusta estar con una persona gay como yo.
- ¿Eres maricón?
- No, pero me visto así para mis clientes. Digamos que soy travesti. ¿Entiendes?
- Más o menos. ¿Cuánto cobras?
- Si te la chupo son doscientos, si me coges son quinientos.
Ella (o él) me pareció atractiva, aunque la voz de mujer se notaba un poco fingida. Tenía un vestido con bastantes brillos que dejaba ver unas piernas muy buenas, un escote que parecía esconder unos buenos senos. Tacones altos, y pero ...
- ¿Y dónde sería?
- Pues en tu coche. O si nos vamos a tardar mejor en un hotel, son doscientos cincuenta más.
Su maquillaje era perfecto y su melena (o peluca) era rubia, obvio que no era rubia natural. Su cuerpo era muy esbelto. Me llamó la atención que sus brazos eran delgados, Digamos, muy femeninos.
- Súbete - le dije. - Que sea oral nada más.
No les contaré más. Los que saben de han pasado por esta situación saben perfectamente que a los travestis, travas o transexuales, nadie, pero nadie les gana en eso de mamar vergas. Nunca había visto tal gusto por el miembro. En tres minutos máximo, comencé a jadear y me vine a chorros. Antes de eso me preguntó si quería venirme en su boca.
- ¡Claro que sí!
Me dijo que iban a ser cien pesos más por venirme en su boca. No me disgustó ese detalle.
No le toqué prácticamente nada de su cuerpo, sólo acaricié su cabellera mientras me mamaba. Froté su cadera por encima de su vestido y no me atreví a meter mano en su pecho, supuse que era sólo relleno.
Sin más detalles les cuento que eso fue hace ya casi ocho años y desde entonces ha parecido un camino sin retorno. Sigo teniendo sexo con mujeres y me gustan mucho. Pero cuando realmente estoy, como quien dice, caliente como perro en brama, busco travestis o transexuales de pechos grandes o travas o como quiera que se digan. Casi siempre se la rifan y no me quedan mal. Y que caray: en tiempo de guerra, cualquier agujero es trinchera.