La vi ese día al llegar a la fiesta, me presentaron a los que no conocía y entre ellos ella. Supe de inmediato que era travesti o transexual o cualquier otra cosa, pero que era hombre vestido de mujer. Tenía unas piernas fabulosas y sólo le faltaba un poco de femeneidad en la voz, se oía fingida. En la fiesta nos topamos un par de veces y cruzamos algunas palabras, hasta ahí. No ví a que horas se fue o si se ya se había ido. Después de despedirme, fui a buscar mi auto en esa noche calurosa. Al salir de esa calle, en la esquina vi su figura. Estaba parada simplemente recargada en un poste. Me detuve y bajé el vidrio.
- ¿Qué haces? -pregunté.
- Estoy esperando un taxi.
- Te llevo. ¿A dónde vas?

como rompimos el hielo. Pero en resumen ese día fuimos a un motel y me la cogí. Supongo que eso se dice cuando una persona penetra a otra. Cuando llegamos al motel nos detuvimos un poco en el auto antes de subir a la habitación, teníamos tanta prisa que ahí mismo queríamos hacerlo. Mi lengua urgaba cada pliegue de su cuello mientras ella me mamaba la verga. ¡Y vaya que mamada!
Como pude la separé de mí para pedirle que fuéramos a la cama. Y subimos las escaleras, yo trataba de serenarme, pero sentí algo húmedo en mi pantalón, una especie de secreción prematura, no una corrida todavía. Entramos y ella se inclinó hacia el espejo y yo la tomé por detrás y le bajé la falda. De inmediato la penetré mientras ella pegaba su rostro en el espejo, mientras se recargaba en la cómoda del cuarto y con las manos hacía atrás me jalaba hacia aquellas nalgas que recibían mi visita. Yo intentaba entrar más en ese rico culo y ella comenzó a gemir, casí gritar. No me importó en absoluto, aquello me excitaba. Miraba sus gestos en el espejo y mi mirada que a esa altura del encuentro era más que un signo de calentura, era una actitud de victoria.

Creí que eso terminaría de inmediato, cuando súbitamente se levantó y soltó una risotada.
- Eres un verdadero cabrón -me dijo-
Sonaba a reconocimiento pero también a reproche. Eso pensé mientras ella se abalanzó sobre mi verga, tomándola con una mano y dándole tremendos lenguetazos. Luego comenzó a mamarla y la recorrió a lo largo como un buen caramelo, luego se la tragó lo más que pudo y sentí como si me la estuviera cogiendo otra vez, soló que que su boca se sentía mucho mejor que su culo.

Ya hace casi un año de esa cogida, esa fue mi primera vez con una travestí y desde entonces he podido repetir la experiencia con ella varias veces. No, no he dejado de coger con mujeres. Pero aunque es algo que no puedo confesar abiertamente, cuando me siento muy aburrido, hago una cita con ella y vuelvo a sentir ese cuerpo que pide a gritos una buen cogida y por supuesto yo hago mi mayor esfuerzo para no decepcionarla.
Gracias por el espacio.